viernes, 15 de abril de 2016

KEIKO FUJIMORI: ENTREVISTA CUANDO ERA CONGRESISTA

ENTREVISTA TERRA- Paul Alonso

KEIKO FUJIMORI....MIRADA SINCERA...EXCELENTES MODALES....CONSIDERACIÓN Y RESPETO CON SU INTERLOCUTOR......SEGURA DE LO QUE QUIERE PARA EL PERU......

DISPUESTA A DEMOSTRAR SI ES ELECTA....QUE EL FUJIMORISMO RETORNA PARA SERVIR MAS Y MEJOR AL PAÍS.

NO TIENE PARA NADA UNA ACTITUD SOBERBIA.....





Nos recibe en su despacho en el Congreso de la República. Armado con todos mis prejuicios (principalmente, haber crecido durante una década de autoritarismo), me siento con Keiko a la mesa. Viste de manera sobria y es afable; cae bien. Recuerdo una canción de la Bersuit Vergarabat: “Yo veo el futuro repetir el pasado/ un museo de grandes novedades/ y el tiempo no para”. Keiko pide una gaseosa light. Ha perdido 24 kilos en los últimos 10 meses a base de dieta y ejercicios. Casada con un estadounidense, es madre de dos niñas, de 1 y 3 años. “Y tu cabeza está llena de ratas/ te compraste las acciones de esta farsa/ y el tiempo no para”.
En esta entrevista, hablamos sobre la corrupción durante el régimen fujimorista, del cuestionado financiamiento de sus estudios en el extranjero, de Derechos Humanos, de libertad de expresión y de su familia. Defiende los logros del fujimorismo, pero se olvida del 5 de abril de 1992, de las matanzas de Barrios Altos y Cantuta, de la represión, la censura y la falta de libertad de expresión, de la corrupción institucionalizada que se filtró en todos los niveles de la sociedad. Sugiere que no indultaría a su padre y que su madre, Susana Higuchi, no sufrió torturas a manos del régimen. Dice que es más tolerante que Alberto Fujimori y recuerda sus críticas contra Montesinos. Explica por qué está a favor de la pena de muerte y dice que sería injusto que su padre muera en la cárcel.
¿En qué se diferencia tu propuesta política del fujimorismo de los 90?
En primer lugar, habría que hacer una diferenciación de las coyunturas y las problemáticas del Perú en los 90 y las que hoy tiene nuestro país. En los 90 teníamos el terrorismo, la hiperinflación, estábamos aislados de la comunidad financiera internacional y teníamos problemas limítrofes. Todos estos problemas fueron resueltos durante el gobierno de Alberto Fujimori, incluyendo la firma de la paz con el Ecuador, que fue un logro histórico para nuestro país. El fujimorismo de los 90 fue un gobierno muy firme, poco conciliador, que hizo grandes reformas, pero que también cometió errores. Dejó que la corrupción se infiltre dentro de su gobierno. Y con respecto a la democracia, no ha sido el mejor ejemplo. Hoy que tenemos un país pujante gracias a las bases que se sentaron en los 90, Fuerza 2011 tiene como objetivo seguir por este rumbo económico, pero tener políticas sociales fuertes. Hay que igualar, invertir con criterio social. También tener una política fuerte de lucha contra la corrupción y vamos a ser muy respetuosos del Estado de Derecho y de nuestra democracia. La diferencia es un estilo diferente, yo soy más conciliadora, abierta a las críticas. Soy mucho más tolerante.
Mucha gente piensa que de llegar a la presidencia indultarías a tu padre y que eso sería un escándalo, porque ha sido un juicio correcto y observado internacionalmente. ¿Qué piensas de esto?
Yo he seguido el juicio a mi padre y durante los 18 meses del proceso no se ha presentado ni una sola prueba en contra de él. Ha habido habladurías, dichos de terceros, pero en ningún momento se ha demostrado que él haya sido miembro del grupo Colina o que él haya dado la orden. Es por eso que cuando a mi padre lo sentencian el porcentaje de apoyo a mi posible candidatura sube. Dicho esto, es absolutamente falso que yo quiera candidatear para liberar a Fujimori. Yo no viajo por todo el país ni trabajo con un equipo técnico para liberar a Fujimori. Tenemos proyectos, propuestas, obras concretas, conocemos la realidad del país, sabemos qué queremos hacer y hacia dónde queremos ir.
¿Pero lo indultarías?
El proceso de mi padre está en marcha todavía. Se ha presentado un hábeas corpus y creo que se va a presentar otro más. Y nosotros hemos tomado la decisión de que vamos a esperar al hábeas corpus, no importa cuántos años demore. Puede demorar dos, tres años. Ojalá que sea menos. Pero nosotros vamos a esperar al resultado, que finalmente llegará al tribunal constitucional. También tenemos otras instancias…
¿Aunque fueras presidenta esperarías?
Sí. Vamos a esperarlo. Esa es la decisión que hemos tomado.
Te han acusado de ser cómplice de enriquecimiento ilícito y de haber estudiado en el extranjero –al igual que tus hermanos– con plata del Estado.
En primer lugar, quiero aclarar que mi padre ha sido investigado en siete oportunidades y todo fue archivado. No ha sido denunciado ni sentenciado por enriquecimiento ilícito ni por desbalance patrimonial. Entonces, cómo pueden haber supuestos cómplices si no hay autor. En segundo lugar, el delito de enriquecimiento ilícito es exclusivo de funcionarios públicos. Ni mis hermanos ni yo hemos sido funcionarios públicos (el cargo de primera dama es un cargo honorífico). Así que investigar por supuesto enriquecimiento ilícito no es lo más adecuado. Y en tercer lugar, supongamos que mi padre hubiese actuado mal, yo me he graduado en el año 1997, este delito ya habría prescrito. Yo he participado en todas las investigaciones, han ido a mi casa a hacer huecos, me han confrontado cara a cara con Montesinos, he dado toda mi documentación de gastos y no he tenido ningún problema de asistir a estas supuestas investigaciones. Lo que me llama la atención es que después de tantos años, en el mes de agosto, cuando mi candidatura llega al primer lugar, empieza una investigación de esta naturaleza…
Ya, ¿pero nunca te preguntaste de dónde venía ese dinero?
Bueno, vamos al tema de fondo. Mis padres llegan a Palacio de Gobierno con muchos recursos. Tenían una constructora de casas y consta, gracias a Dios, en el documento de divorcio. Ellos contaban con más de $350 mil dólares. Ahí también consta el aporte que mis abuelos le dieron a mis padres y muchos bienes, varias casas, tractores, propiedades, que luego entre ellos se dividieron. Luego, en el año 1994, mi padre recibe un préstamo de $150 mil dólares de un amigo y esto también ha sido investigado. Cuando mi padre vende una propiedad en el año 1997, hace la devolución. Entonces, si uno suma los $350 mil dólares y los $660 mil dólares de la propiedad que mi padre vendió da como un millón de dólares. Con eso alcanza más que suficiente para el pago de mis estudios que costaron más o menos $92 mil dólares. Además, yo sabía que mis abuelos habían ayudado a mis papás. Por eso, el día de la graduación agradezco a mis abuelos, porque sé que el dinero que se había usado para mis estudios provenía principalmente del aporte que ellos habían hecho.
Dicen que representas a la Derecha dura en estas elecciones. ¿Cómo entiendes eso?
(Ríe). Están tratando de tildarme como una candidata de Derecha, pero si fuese así no tendría el respaldo de los sectores más pobres de mi país. Nosotros mantendremos una política económica abierta que le de la bienvenida a las inversiones extranjeras, pero eso no significa que seamos un partido liberal. No. Nuestras políticas y programas sociales son muy serios y van a tener una llegada directa a los sectores de mayor pobreza. Por eso tenemos más respaldo que el nacionalismo en los sectores más humildes. Decir que Keiko Fujimori es de Derecha es una mentira.
Justamente hay un trasvase de votos entre Humala y tú. Mucha gente que votó por él hace cinco años dice que votaría por ti. ¿En qué se parecen?
(Ríe). Creo que el voto de Ollanta fue un voto en contra de los partidos políticos, del sistema, del gobierno, el que se olvidó de los sectores humildes. Hoy votarían por Keiko Fujimori porque hemos demostrado en los 90 que somos un gobierno eficiente, con capacidad de gestión, que ha trabajado por los sectores más pobres. Ese es mi compromiso: que el crecimiento continúe y compartirlo con los sectores populares. He viajado mucho y estoy cerca del pueblo.
Has presentado pocos proyectos de ley durante tu labor como congresista y podría pensarse que has estado más en campaña que legislando. ¿Cómo evalúas tu trabajo en el parlamento?
He presentado 18 proyectos de ley personales, cerca de 130 con mi bancada. De estos, siete son ley. Algunos de los proyectos importantes fueron bajarle los impuestos a los espectáculos no deportivos, proyectos de lucha contra la delincuencia y contra la pornografía infantil, que fue premiado por Reflexión Democrática como el mejor proyecto en el 2008. Pero más allá de la presentación de los proyectos, hay un trabajo que se hace en los debates dentro de las propias comisiones. He pertenecido a diferentes comisiones para aprender, como la de Economía, de la Mujer, de Comercio Exterior, de Vivienda. Y la principal labor que hago es la de representación. Recibo a mucha gente y viajo mucho para estar en contacto con el pueblo, escuchando sus denuncias, sus pedidos. Ser un buen congresista no es presentar la mayor cantidad de proyectos de ley, sino cómo mejorar la calidad de estos.
Durante el gobierno de tu padre, los medios masivos y la prensa fueron controlados casi en su totalidad y su línea editorial comprada con plata del Estado. Para ti, ¿cuál es el límite de la libertad de expresión?
Te agradezco la pregunta. Yo he criticado eso. Condeno que se hayan comprado las líneas editoriales de los medios de comunicación. Cuando empecé a notar que había medios que se volvieron totalmente complacientes con el gobierno de mi padre (porque no había pruebas hasta que salieron los vladivideos), tomé la decisión personal de dar entrevistas a los medios críticos y adversos. Le di entrevistas a Beto Ortiz, a Jaime De Althaus, a los diarios La República y El Comercio, y a la revista Caretas, en el año 1999 y 2000. Esa siempre va a ser mi actitud, de absoluto respeto a los medios de comunicación. Nosotros creemos en la autorregulación de los medios. Prefiero pecar de exceso de libertad a tener que cortar algunas libertades.
El fujimorismo suele estar en oposición a los movimientos de Derechos Humanos y a favor de los militares acusados de represión.
El hecho de apoyar a los militares y policías no significa estar en contra de los Derechos Humanos. Nosotros somos absolutamente respetuosos de los Derechos Humanos. Pero también reconocemos y agradecemos la labor que tantos militares y policías han hecho para conseguir la paz en nuestro país.
De llegar a la presidencia, ¿cuál sería tu postura con respecto a los militares encarcelados acusados de violaciones contra los Derechos Humanos?
Mira, nosotros hemos votado a favor de la derogación del decreto legislativo 1097, pero yo estaba de acuerdo con el espíritu de esa norma. Hay procesos de investigación o judiciales que pueden durar diez o quince años. Eso es un exceso; no es justicia. Debemos buscar que los procesos sean cortos.
¿Por qué estás a favor de la pena de muerte?
La bancada fujimorista ha presentado un proyecto de ley cuando vimos el caso de la niña Romina, en que los asesinos le dispararon directamente a ella. Nosotros presentamos una iniciativa para poder debatir nuevamente la pena de muerte para casos de delitos recontra graves o, por ejemplo, violaciones contra menores de edad. Yo considero que estos delincuentes no van a cambiar nunca. Hemos presentado este proyecto de ley como una medida preventiva. En los países donde existe la pena de muerte sobre todo la tienen como una medida de amedrentamiento.
Pero podría prestarse a suspicacias. Si se asocia el gobierno de tu padre con violaciones contra los Derechos Humanos, ¿no crees que podría terminar aplicándose en casos arbitrarios?
Creo que en ese sentido el poder judicial debe tener mucho cuidado, sobre todo en penalidades tan fuertes como esta. Nosotros hemos presentado este proyecto de ley porque creemos que es adecuado. Las críticas no nos interesan. Y para eso está el Congreso. Nosotros sólo somos 12 de 120. Importará mucho la opinión de los demás y el debate para poner los candados necesarios y que no se cometa una injusticia.
Se dice que durante los 90, en privado, eras crítica de Montesinos. ¿Es eso cierto?
Sí, yo critiqué públicamente a Vladimiro Montesinos. Eso causó mucha incomodidad dentro del gabinete y el gobierno de mi padre, pero yo siempre digo lo que pienso. Tuve varias discusiones con mi padre. Creo que fue su más grave error político haber mantenido a Montesinos a su lado. Sin embargo, después de tantos años, mi padre se ha dado cuenta de estos errores. Y mi posición va a ser siempre implacable contra la corrupción.
¿Cómo sería entonces tu relación con el Servicio de Inteligencia?
(Ríe). Mira, hoy veo con preocupación que hay marchas por la liberación de Abimael Guzmán. Me da mucha indignación ver cómo los grupos se están reorganizando. Hay una convocatoria de gente joven en la zona del VRAE. Es necesario tener un Servicio de Inteligencia, pero uno honesto y que trabaje por la seguridad de nuestro país. Hay que tener mucho cuidado al elegir a las personas que dirijan esta institución.
Mario Vargas Llosa, un gran crítico del fujimorismo, ha ganado el Nobel, y tu padre, su antiguo contendiente, está en la cárcel. ¿Te parece justo?
Me parece injusto que mi padre esté en la cárcel. Pero yo saludo y felicito que Vargas Llosa haya ganado. Cuando se anunció la noticia, me paré en el pleno del congreso para saludarlo y felicitarlo. Como peruana, me siento orgullosa que haya conseguido un premio tan importante. Las diferencias políticas quedan de lado. Tenemos que celebrar cuando los peruanos consiguen estas distinciones.
Pero en el gobierno de tu padre decían que Vargas Llosa era un mal peruano.
Hubo una persona que lo dijo, pero era una opinión personal. Yo, por supuesto, no comparto esa opinión.
¿Cómo es ahora tu relación con tu madre, Susana Higuchi?
Siempre he tenido una relación muy buena. Ha habido pésimas especulaciones y medias verdades con referencia a la relación que tengo con mi madre. Cuando mi padre me ofrece y me pide que asuma el cargo de primera dama, lo primero que hago es preguntarle a mi madre. Ella me dijo que me iba a apoyar y así lo hizo. Siempre conté con sus consejos. Hoy que soy mamá, la veo mucho más seguido. Mis hijas tienen una relación cercana tanto con mi madre como con mi padre. Ella está muy orgullosa de cómo está evolucionando la campaña. Y vamos a mantener esta relación de madre e hija, y de amigas.
Tu madre acusó torturas de parte de tu papá que dañaron su salud mental. ¿Es cierto o se inventó todo eso?
Como he dicho, yo no me voy a meter dentro de los problemas de la relación de pareja. Lo importante es que han habido investigaciones al respecto, incluso llegó a Chile un cuadernillo, y una justicia totalmente imparcial decidió archivarlo. Yo no voy a juzgar a mi madre jamás en público. Los problemas que pueda tener con mi padre son entre ellos.
Otro recordado personaje de tu familia es tu hermano Kenji. ¿Cuál es su función en tu campaña?
Kenji me ha ayudado mucho en la recolección de firmas. Es secretario de juventudes dentro de Fuerza 2011. En estos momentos, está dedicado a su negocio, a formar una empresa de almacenes. No está todavía convencido de querer participar en política. Pero yo sí le veo grandes posibilidades de tener un rol más activo. Es ingeniero agrónomo, joven, tiene carisma y apoyo en los sectores C, D, E, y entre la juventud. La decisión de participar la tendrá que tomar él con su enamorada.
Kenji también es recordado como un personaje medio raro, que jugaba con la cámara y filmaba la calva a Montesinos y también a su perro. ¿Es un chico así de particular?
Son bromas propias de un chico joven, pero Kenji es una persona muy responsable. A todos nosotros nos ha tocado vivir momentos muy difíciles. Cuando mis padres se divorciaron, Kenji decidió estar con mi padre y Sachi con mi madre. Mi hermano Hiro y yo ya éramos mayores de edad y no tuvimos que tomar esa decisión. Para nosotros también fue muy difícil tener que vivir la extradición, la sentencia y la detención de mi padre. Esos momentos han sido más duros para Kenji por la edad que tenía y por la cercanía que tiene con mi padre.
Fuiste primera dama a los 19 años. En ese tiempo, ¿pensaste que querías alguna vez ser presidenta del Perú, que querías hacer lo que hacía tu papá?
No. (Ríe). El rol social lo disfruté mucho siendo primera dama; ayudar a la gente me da grandes satisfacciones. Cuando mi padre renunció y yo me quedé, decidí pensar qué quería hacer de mi futuro. Busqué una vida más tranquila y entré al sector privado. Con un par de amigas, monté una empresa chiquita de productos de aromaterapia. Luego, decidí hacer mi maestría. No imaginaba meterme en política. Ya en el 2005, cuando mi padre es detenido en Chile, él y toda la dirigencia fujimorista me piden asumir el reto de ser candidata. Con el respaldo de mi esposo, decidimos regresar. Y no me arrepiento.
Tienes 35 años, la misma edad en la que García fue elegido para su primer gobierno. ¿No te da miedo cometer, de salir elegida, errores tan graves como él?
Soy conciente de que soy joven. Pero he asumido desde muy chica responsabilidades importantes y aprendí el sentido del deber.
¿Y García?
Creo que el presidente García ha manejado la política macroeconómica con mucha responsabilidad. Pero le critico que no haya viajado más teniendo la posibilidad de visitar pueblos muy alejados. He ido a muchos de estos pueblos y me comentaban que ni el presidente García ni Toledo han ido a estos lugares, las regiones más pobres de nuestro país. Hoy tenemos los recursos. Hagamos una diferencia y mejoremos la calidad de vida a toda esta gente.
¿Cómo te sientes de la carga que lleva tu apellido?
Mi padre es un hombre controversial, genera pasiones a favor y en contra. Pero los resultados positivos son muchos más que los negativos. Entonces, llevar el apellido es un activo y no un pasivo.
Tú padre ha estado enfermo. ¿Qué sentirías si termina sus días en la cárcel?
(Hace un silencio). Yo la verdad espero que eso no suceda. Mi padre sufrió un nuevo episodio de cáncer hace dos años. Hace un mes pasamos un susto. Felizmente, los exámenes han salido positivos para él. Y esperamos que esté estable de salud para seguir afrontando la última parte del proceso que le queda. Confío en su fortaleza física y espiritual. Confío mucho en Dios y en la justicia.

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